El día de la inauguración de mi negocio, a mi suegro se le emperró ir a cenar a un restaurante que le habían dicho que estaba muy bien, pero el pobre no sabía muy bien donde estaba, así que dimos vueltas como peonzas.
En una de las calles que pasamos, vi un restaurante japonés que me llamó la atención, y que mentalmente me apunté en mi lista de restaurantes a los que ir.
Al cabo de un tiempo, decidí ir con mi pareja a comer un sábado al mediodía.
Al entrar ya me gustó, además hay una sala de tatami privada (con suplemento del 15%) y hacia el fondo del restaurante hay un móvil colgante hecho a base de papiroplexia.
Una vez nos sentamos en la mesa, nos pusieron un aperitivo a base de encurtidos, zanahoria y algo más de lo que no me acuerdo, que sinceramente no nos gustó.
Para comer :
Mi pareja se pidió un unagidon que estaba de vicio.
La anguila inmejorable, todo el conjunto muy jugoso, y la cebolla simplemente perfecta.
Aún salivo al recordarla, ¡fue una pasada!
Yo me pedí unos zarusoba, me encantan estos fideos fríos.
Son fideos soba fríos con una salsa muy sabrosa que tiene un poco que verduras picadas y tiras de alga seca.
Realmente muy buenos.
Para compartir nos cogimos una bandeja de Tokujyo Sushi, un combinado de makis y nigiris.
Estaba bastante bueno, aunque los makis no me acabaron de convencer por el estilo del corte.
En general una comida muy satisfactoria, cuando vuelva a ir no se me escapará el unagidon!!
